La Disciplina Positiva maneja herramientas que son a la vez amables y firmes y enseñan valiosas competencias sociales y para la vida incluyendo estrategias de aplicación práctica para ayudar a los niños a responder al comportamiento y enseñarles a desarrollar su auto-disciplina, responsabilidad, actitud colaboradora y habilidades para resolver problemas. Este concepto ha sido acuñado por la cocreadoras Jane Nelsen y Lynn Lott pensando en ayudar a los adultos a entender la conducta inadecuada de los niños, promoviendo actitudes positivas hacia ellos y enseñando a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas interpersonales. El propósito a largo plazo de los padres es ayudar a sus niños en el desarrollo de la autoestima y las destrezas que necesitan para ser seres humanos efectivos, aportando poco a poco a la sociedad. Los adultos, tenemos mucho que ver con los problemas de conducta de los niños, y no es centrarse en la culpabilidad, sino de la responsabilidad del largo plazo en los procesos de crianza. La Disciplina Positiva también centra los esfuerzos en ganarte a los niños y adolescentes, y no en ganarles a través de las discusiones, humillaciones, dolor, maltrato o luchas de poder. Conocer al niño requiere de centrarnos en lo emocional, aprender a leer sin palabras el comportamiento que vemos e introducirnos en el mundo interior, respetando y entender su punto de vista y sintiendo la curiosidad de saber quién es y no posicionarte en moldearlo a tu manera. De esta forma, puedes alentar a potenciar su máximo desarrollo y a responder a los que necesita tu hijo. Los adultos desean lo mejor para sus hijos y esperan poder ayudarlos a desarrollar buenas habilidades sociales y de vida. Los niños no vienen con instructivos y las habilidades para una paternidad eficiente no son heredadas, son aprendidas. Nunca ha existido una necesidad tan grande por una educación para padres como ahora.